Ramiro Giri y Lautaro Rodríguez tenían 16 y 18 años cuando viajaron desde Ciudad Evita hasta avenida Avellaneda en el colectivo 92, para la primera compra. Durante años, el depósito fue debajo de sus camas. Actualmente, en Frères fabrican 5000 prendas por mes y sueñan con construir edificios.

Ramiro Giri y Lautaro Rodríguez tenían 16 y 18 años cuando tomaron el colectivo 92 en Ciudad Evita y viajaron hasta avenida Avellaneda para comprar tres jeans, revenderlos y juntar plata para las salidas de fin de semana. Luego aprendieron a cortarlos usando tutoriales de YouTube, los pusieron a la venta en una plataforma on line y se agotaron en horas. Así nació Frères, la marca de indumentaria masculina que proyecta facturar más de US$1 millón este año.

Si de soñar se trata, los jóvenes emprendedores no tienen límites. Si bien tienen toda la energía puesta en potenciar el negocio en la Argentina, no descartan sumar Chile y Uruguay con exportación directa a fines de año, y sumar Europa en o dos o tres años.
“Ya tenemos a nuestro cliente bien definido y lo entendemos bien. Tenemos planes de abrir Frères Home, de decoración para la casa, para los chicos que se empiezan a independizar y quieren tener el departamento lindo. Y dentro de unos diez años proyectamos empezar a construir edificios, para cuando ese chico -que empezó saliendo a bailar con nuestra ropa, que consiguió su primer trabajo, que se recibió, que se mudó- pueda comprar su departamento”, aseguraron.

La influencia de las redes sociales

Decididos a no pedirles más plata a sus padres, juntaron todos sus ahorros y se fueron a Flores a comprar jeans. “En esa época se usaban los que estaban cortados en las rodillas. Los rompimos con una tijerita de cortar la barba y los pusimos en Mercado Libre, con una foto sacada desde arriba con el celular, horrible, pero se ve que había tanta demanda por ese producto que se empezó a vender”.

“Era una época en que a la gente le daba miedo poner la tarjeta y muchos padres no dejaban que los hijos compren, y aun así se vendieron”. Los plazos de entrega menos exigentes que los actuales les dieron tiempo para cobrar y con esa plata renovar permanentemente el stock.
Después fueron por las remeras. Todas las que se vendían en el barrio tenían estampas y ellos querían las básicas blancas, para combinar con los jeans cortados. Con lo que ganaron de la primera venta volvieron a Flores y las compraron.

Del estudio al emprendimiento

En 2016, Lautaro estaba en la facultad y Ramiro cursaba el último año del secundario. Terminaban de estudiar y se encontraban en Flores, compraban jeans, remeras y volvían a sus casas, los cortaban con la tijerita y al día siguiente los despachaban. Así fue el círculo de producción durante los primeros años y el espacio debajo de sus camas les sirvió de depósito.
“Crecimos y nos empezó a explotar la cuenta de Mercado Libre. Nos despertábamos con varias ventas y cuando las íbamos a buscar a Flores el mismo vendedor nos decía que ya no tenía más para vendernos. Y Lauti, que es el impulsivo y tira el carro para adelante, propuso que empecemos a producir nosotros. Tenía un tío que trabajó una vez en una fábrica textil y nos dio una clase, nos dijo qué teníamos que comprar y nos explicó que teníamos que hacer moldes y coserlas, además de hacer las etiquetas”, recordó Ramiro.
Fue entonces cuando una vez más recurrieron a Internet. Compraron 30 metros de tela, creen que se las vendieron “por lástima” porque nadie llevaba tan poca; buscaron en Google cómo cortar un pantalón y le llevaron la tela a un cortador de Ciudad Evita, que les recomendó después un costurero. En tres meses, salió la primera tanda de jeans Frères.

Nota de TN